Descrita como el ‘IPCC de la biodiversidad’, la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) ha publicado dos nuevos informes sobre biodiversidad, salud y sociedad. Ambos han sido ratificados en la 11ª Sesión Plenaria del organismo, celebrada del 10 al 16 de diciembre de 2024 en Windhoek (Namibia) y a la que asistieron representantes de casi 150 Estados miembros de IPBES.
Uno de los informes es la Evaluación de Nexos, que explora las interconexiones entre la biodiversidad, el agua, los alimentos, la salud y el cambio climático, ofreciendo opciones de respuesta concretas. También explora los costes de la inacción y de no abordar conjuntamente múltiples crisis.
“El caso de la dana de Valencia es un caso paradigmático”, explicó Marta Rivera Ferre, coautora del capítulo 1 y profesora de investigación en INGENIO (CSIC-UPV), en una sesión informativa organizada por el SMC España. Según la experta, con la dana, además del coste de la reconstrucción, habría que plantear si es una oportunidad para hacerlo desde un enfoque ‘nexus’, es decir, interconectando todas las partes del fenómeno. “El coste de la no acción es mayor que el coste de haber prevenido y haber desarrollado estrategias en su momento con un enfoque así, que en aquel momento nos parecían medidas que podrían ser muy costosas y ahora sabemos que eran migajas en comparación con lo que va a costar”, añadió Rivera desde Namibia.
La Evaluación de Nexos –en la que han participado 165 expertos y expertas de 57 países y se basa en más de 6.500 referencias– pone de relieve la importancia de la naturaleza en diferentes esferas, incluida la económica. Así, el estudio cifra en unos 58 billones de dólares el valor de la actividad económica mundial en 2023 generada por sectores dependientes de la naturaleza, es decir, más del 50 % del PIB.
“Prácticamente todas las actividades socioeconómicas dependen de la naturaleza”, subrayó Virginia Alonso Roldán, autora principal del capítulo 5 e investigadora en el Instituto Patagónico para el Estudio de los Ecosistemas Continentales (CONICET). Alonso recordó que todas las actividades requieren energía y tienen impactos en la naturaleza a través del uso de esa energía. “Yo incluso diría que ese 50 % [del PIB] es conservador, porque todos, en toda medida, dependemos del bienestar de la naturaleza para nuestro bienestar”, añadió.
Cambios para un mundo justo y sostenible
El segundo de los informes aprobados por la plenaria fue la Evaluación de Cambio Transformador, que detalla la reorganización necesaria en la tecnología, la economía y la sociedad para conseguir un mundo justo y sostenible. También examina las causas subyacentes de la crisis de la biodiversidad y esboza opciones concretas de actuación.
“La importancia de este informe viene porque, a pesar de que ya llevamos muchos años haciendo políticas de conservación de la naturaleza, sigue estando amenazada y en un punto casi de colapso”, destacó desde Namibia Victoria Reyes García, autora principal del capítulo 5 e investigadora en la Universitat Autònoma de Barcelona. Según la experta, este colapso va más allá de las extinciones de animales, extendiéndose a suelos que pierden su fertilidad o agua que hay tratar para poder beberla, entre otras muchas consecuencias.
La Evaluación de Cambio Transformador –en la que han participado 101 expertos y expertas de 42 países e incluye más de 7.000 referencias– plantea cuatro principios clave para guiar estos cambios: la equidad y la justicia; el pluralismo y la inclusión; las relaciones respetuosas y recíprocas, y el aprendizaje y la acción adaptativos.
“La idea es que todos tenemos un papel y que cada uno, desde nuestros roles, como gestor político, como persona individual, como responsable de una empresa, podemos adoptar cambios que vayan a las causas profundas de la pérdida de biodiversidad”, recalcó Reyes.